‘Menores asesinados en Edomex evidencian riesgos de las infancias’: activistas
- Mónica Valdés
- 14 ago
- 3 Min. de lectura
Toluca, Estado de México.- En menos de una semana, dos menores de edad quedaron atrapados en el fuego cruzado de la violencia en el Estado de México. Fernando, de cinco años, presuntamente asesinado por una deuda, y Dulce, de 12, son las víctimas que, para activistas en defensa de los derechos de las infancias, visibilizan un fenómeno que ha escalado en los últimos 15 años.

Los hechos ocurrieron en municipios distintos y bajo circunstancias no idénticas, pero comparten un rasgo, que los ataques se dirigieron contra los menores a partir de conflictos con personas adultas.
En ambos casos se abrieron carpetas de investigación, con diligencias que siguen en curso para esclarecer lo ocurrido y definir responsabilidades.
De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), entre enero y junio de 2025 el Estado de México registró 33 víctimas de feminicidio, de las cuales cinco eran menores de edad. En el mismo periodo, la entidad reportó una víctima mujer menor de edad por presunto homicidio doloso.
Según la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), tres de cada 10 homicidios dolosos cometidos en el Estado de México en 2024 fueron contra personas de entre 0 y 17 años.
En el país, ese año se registraron 2 mil 468 homicidios de menores; de ellos, 6.3% ocurrieron en el Estado de México, lo que equivale a aproximadamente 155 casos.
Al respecto, el coordinador de Tejiendo Redes Infancia señaló que 97% de los delitos cometidos contra niñas, niños y adolescentes quedan impunes.
Pérez García indicó que este tipo de homicidios comenzaron a documentarse con mayor frecuencia hace unos 15 años, cuando grupos delictivos rompieron sus propios códigos e incluyeron a menores como objetivos de ataque.
‘El crimen organizado rompió sus propios códigos en la guerra contra la droga entre 2010 y 2011. Comenzamos a observar ataques directos a niños como forma de venganza o cobro de deudas, en un contexto de impunidad’, dijo.
Sobre el caso de Fernando, indicó que no se trató de un hecho vinculado a delincuencia organizada, sino de un conflicto del fuero común. En este caso hay personas detenidas, pero insistió en que es necesario dar seguimiento al proceso judicial para garantizar una sentencia.
En el caso de Dulce, comentó que la forma en que ocurrió el ataque sugiere la posible participación de grupos delictivos, por lo que pidió que las investigaciones se conduzcan con base en pruebas y sin difundir mensajes que puedan favorecer a los agresores con una narrativa que incremente el miedo a las represalias.
El coordinador de Tejiendo Redes Infancia recordó que existe un marco legal que establece la coordinación de las autoridades para prevenir y atender la violencia contra menores, pero que no ha sido aplicado en su totalidad.
Mencionó que la Comisión Nacional para Prevenir la Violencia contra Niñas, Niños y Adolescentes (CRENNA) no ha sesionado en varios años, pese a que por ley debe hacerlo cada seis meses.
‘Es urgente que la presidenta convoque al Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes y reactive las comisiones correspondientes. Este mecanismo reúne a los 32 gobernadores, secretarías de Estado y representantes de los poderes Legislativo y Judicial, y es el que define la política pública nacional’, indicó.
De acuerdo con Juan Martín Pérez García, los homicidios de menores en el Estado de México no son hechos aislados, sino parte de un patrón que combina violencia persistente, alta impunidad y falta de respuesta institucional sostenida.
Señaló que, pese a las detenciones en algunos casos, la mayoría de las investigaciones no concluye en sentencias, lo que deja a niñas, niños y adolescentes expuestos a riesgos que continúan presentes en la entidad y en el país.
En ese contexto, el activista hizo hincapié en que se debe realizar un análisis multifactorial, ya que la violencia contra la infancia no proviene únicamente de la delincuencia organizada o del fuero común, sino también del primer círculo, como la violencia familiar, y de entornos sociales, entre ellos el acoso escolar.


























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