Celebran el Equinoccio de Primavera en el centro Ceremonial Otomí de Temoaya
Temoaya, Estado de México.- Este martes decenas de personas acudieron al Centro Ceremonial Otomí para celebrar la ceremonia del Equinoccio de Primavera.
Simplemente ¡Gracias! a la madre tierra, exclamaron fuerte o en silencio las y los asistentes mientras levantaban los brazos al firmamento como parte de los rituales para “llenarse de energía”.
El jefe Supremo Otomí en ese municipio, Walterio Ramírez, destacó que el agradecimiento a la tierra es fundamental porque sin ella no hay vida.
La explanada principal del Centro Ceremonial Otomí fue el punto de encuentro para llevar a cabo ese protocolo característico de cada 21 de marzo, el cual consiste en retribuir al agua, al sol, fuego y aire por su presencia en el planeta.
De esta forma, en el círculo principal se albergó al fuego nuevo, así como a cada de los elementos descritos, se invocó a los cuatro puntos cardinales a fin de recibir las buenas vibras del cambio de estación.
Aunque, la concurrencia no era numerosa con respecto a otros sitios del Estado de México, en ese Centro que resguarda celosamente las costumbres y tradiciones otomíes se respiró tranquilidad y aire puro.
“Gracias al Sol que nos alumbra, sin él no viviríamos, vamos a pedir al Dios Sol. Gracias al aire que nos bendice porque Dios lo puso. Gracias a la luna que nos alumbra donde no hay luz y alumbra a sus hermanos”, indicó Ramírez.
Es de mencionar que al centro de la explanada principal de ese espacio se montó la ofrenda para darle la bienvenida a la primavera desde la cosmovisión otomí, explicó.
En ese sentido, se prendió el fuego nuevo o el llamado V Sol, además se colocaron otros elementos es el caso del sahumerio, una especie de tapetes con las figuras de El Sol, La Luna, mariposas, y colibri elaborados con semillas acompañados de fruta y pan, que admiraron niñas, niños, adolescentes, jóvenes y los abuelos.
A ritmo de los tambores, el sonido del caracol y otros instrumentos musicales prehispánicos se dio pauta a las danzas ancestrales en medio de la Plaza y en la parte de arriba dos mujeres vestidas una con túnica blanca y otra negra bailaron a ese son.
Para Angélica Coria, asistente a la ceremonia proveniente de Toluca y en la primera vez que acudió a desarrollar ese ritual en Temoaya logró su cometido, es decir ser partícipe de una experiencia de meditación y de desechar las malas energía las cuales a veces se impregnan en el ser, describió a El Sol de Toluca.
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