San Martín, un infierno por desaparecidas
La mañana del viernes 24 de noviembre, en San Martín y San Juan Xochiaca, los habitantes despertaron con resaca. En apariencia como si no hubiese ocurrido nada. La rabia se había apagado con el linchamiento de Felipe la noche anterior, un migrante de Zumpahuacán, que cometió el error de visitar Tenancingo a mitad del infierno.
El miedo se ha apoderado de los vecinos de San Martín Coapaxtongo, la desaparición de jovencitas en las últimas semanas los ha alertado, una de ellas, Maribel González, quien fue hallada muerta a unos 15 kilómetros de distancia del poblado.
Con ella suman más de cinco mujeres asesinadas en esta región y sus homicidios engrosan la lista de casos de feminicidios en el Estado de México que ocupa el primer lugar a nivel nacional.
La muerte de Maribel fue el detonante, su homicidio le caló a todo el municipio y cimbró más que el sismo.
La estudiante de18 años de edad se extravió al abordar un taxi colectivo el jueves 16 de noviembre, cuando se dirigía a Toluca a sus clases en la facultad de Enfermería, pero nunca llegó.
Los padres, amigos, conocidos y elementos de seguridad pública de varios municipios de la zona montaron barridos de búsqueda por cuatro días hasta que la hallaron.
-¡Vamos por el último golpe! -dijo su padre el día del entierro.
Sólo ese día guardaron calma. Al siguiente día lo dejaron guardado, al igual que todo el pueblo para comenzar a pedir justicia.
Entre los habitantes de San Martín comenzó a correr el rumor que había presencia de "robachicos", que había que estar alerta y vigilar a cualquier extraño que llegara.
El rumor, mata más que una bala, impregna en la mente una epidemia de sinrazón y miedo.
La denuncia de robo de niños por hombres a bordo de una motocicleta y una camioneta provocó que se comenzaran a montar guardias nocturnas.
En la noche del miércoles colocaron los primeros retenes para ubicar a los sujetos que sospechosamente merodeaban el lugar, aunque fue hasta el jueves que localizaron una moto con las características que entre la gente se difundió, lo que alertó a los habitantes. Y la tensión aumentó, también en mucho porque no hubo respuesta de las autoridades.
El jueves decidieron bloquear la carretera en protesta por el aumento en la inseguridad, además, pidieron la presencia del Ministerio Público para que tomara conocimiento de lo que ocurre en el poblado sitiado en uno de los cerros de la entrada al municipio.
Ese día, Felipe de Jesús, un migrante de Zumpahuacán, quien había regresado a pasar el fin de año con su familia, apareció en San Juan Xochiaca, su intención era ver a unos amigos.
Llegó a bordo de su vehículo, sin saber que se metía al infierno generado por el rumor. Bebió un par de cervezas y fue cuando las miradas lo comenzaron a vigilar. En un principio hubo contadas personas, luego se hicieron más llamadas por veces que gritaban que era secuestrador.
Los golpes llegaron de todos lados, sin dar tregua a defenderse, tampoco sirvió mostrar sus credenciales con su fotografía y la residencia en Estados Unidos.
La sinrazón ya había hecho lo suyo y el pueblo de San Martín se unió a sus vecinos.
Según las versiones policíacas de ese día, Felipe fue rescatado por policías, sin embargo, falleció minutos después por las lesiones que presentaba en su cuerpo causadas por los golpes que le propinaron los pobladores.
El asesinato de Maribel González Bernal desató la furia de los habitantes ante la ola de inseguridad que ha invadido sus poblaciones.
Ha hecho remembrar lo que ocurriera en el poblado de Canoa, en el estado de Puebla, y revelar de nueva cuenta lo agrio de los linchamientos en el país, donde la justicia por propia mano, ya es algo común.