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Día de Muertos, tradición mexicana con raíces prehispánicas

  • Foto del escritor: Mónica Valdés
    Mónica Valdés
  • 31 oct 2024
  • 7 Min. de lectura

El Día de Muertos es una tradición celebrada el 1 y 2 de noviembre en la que se honra la memoria de los muertos. Se originó como un sincretismo entre las celebraciones católicas (especialmente el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos) así como las diversas costumbres de los indígenas de México, Centroamérica, Sudamérica y de Filipinas. Se lo suele asociar comúnmente con otras celebraciones como el Día de Brujas o Halloween (Víspera de Todos los Santos), aunque en realidad difiere mucho de esta.

 

Es una festividad que se celebra principalmente en México y en países latinoamericanos como Bolivia, Ecuador, y también en países de América Central y en la región andina de América del Sur. Desde el noroeste de Argentina hasta México, en zonas donde existe una gran población indígena.

 

En 2008, la Unesco declaró la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de México.

 

Teotihuacán

El pueblo teotihuacano acostumbraba a hacer ofrenda en honor a los fallecidos casi todo el tiempo, practicando cansados pero intensos rituales con el propósito de que el difunto llegase con bien a uno de los cuatro paraísos según su forma de muerte, conteniendo comida, copal, vasijas, cuchillos, piedras de jade y semillas; utilizaban a los perros xoloescuintles para que les ayudasen a ser la luz en el paso por el inframundo y no se perdieran sin antes llegar al paraíso, sacrificándolos y enterrándolos junto con la persona fallecida.

 


La muerte entre los mexicas

 

Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. A este sitio se dirigían aquellos que morían en circunstancias relacionadas con el agua: los ahogados, los que morían por efecto de un rayo, los que morían por enfermedades como la gota o la hidropesía, la sarna o las bubas, así como también los niños sacrificados al dios. El Tlalocan era un lugar de reposo y de abundancia.

 

Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas que contenían dos tipos de objetos: los que, en vida, habían sido utilizados por el muerto, y los que podría necesitar en su tránsito al inframundo. De esta forma, era muy variada la elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal), braseros, incensarios y urnas.

 

Fiestas de los muertos en la cultura nahua

 

Un “Día de Muertos”, como tal, no existía en la cultura nahua del Anáhuac. En el calendario nahua, eran tres las fechas (tres veintenas) en las que se honraba a los muertos (a quienes habían “levantado su sombra”, según la traducción del náhuatl al español), es decir, tres veintenas estaban dedicadas a Mictlantecuhtli y a Mictlancíhuatl: primero, durante el mes llamado Tlaxochimaco (véase Xiuhpohualli), se llevaba a cabo la celebración denominada Miccailhuitontli, es decir, la «fiesta de los muertitos» o «fiesta de los muertos chiquitos», alrededor del 16 de julio; en segundo lugar, el Miccailhuitl, en el mes de octubre; por último, en el mes de marzo.

 


Transformación del ritual

 

Cuando llegaron a América los españoles en el siglo XVI, trajeron sus propias celebraciones tradicionales para conmemorar a los difuntos, donde se recordaba a los muertos en el Día de Todos los Santos. Al convertir a los nativos del Nuevo Mundo, se dio lugar a un sincretismo que mezcló las tradiciones europeas y prehispánicas, haciendo coincidir las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas con el festival similar mesoamericano, creando el actual Día de Muertos.

 

Costumbres del Día de Muertos

 

Calaveras

Artículo principal: Calavera literaria

Se les llama así tanto a las rimas, versos satíricos como a los grabados que ilustran calaveras disfrazadas o bien de dulce (Calavera de alfeñique) descritas a continuación:

 

Calaveras de dulce.

Calaveritas de azúcar: Son dulces en forma de cráneo, generalmente realizadas de dulce de azúcar, chocolate, amaranto, gomita, entre otros. Generalmente son vendidas en los tradicionales mercados denominados “Todos Santos” además de tiendas comerciales, tianguis, etc.

Ofrenda de muertos

 

Las calaveras de dulce tienen escrito en la frente el nombre del difunto (o en algunos casos de personas vivas, en forma de broma modesta que no ofende en particular al aludido), y las consumen parientes o amigos.

 

El pan de muerto es un tipo de pan dulce que se hornea en diferentes figuras, desde simples formas redondas hasta cráneos, adornado con formas de huesos hechas con el mismo pan; se le espolvorea azúcar y se elabora con anís. Similar a los huesitos de santo tradicionales en España.

 

Las flores: durante el período del 1 al 2 de noviembre, las familias suelen limpiar y decorar las tumbas con coloridas coronas de flores de rosas y girasoles, entre otras, pero principalmente de cempasúchitl y «flor de terciopelo», las cuales se cree atraen y guían las almas de los muertos.

La ofrenda y la visita de las almas: se cree que las almas de los niños regresan de visita el día primero de noviembre, y que las almas de los adultos regresan el día 2. En el caso de que no se pueda visitar la tumba, ya sea porque ya no existe la tumba del difunto o porque la familia está muy lejos para ir a visitarla, también se elaboran detallados altares en las casas, donde se ponen las ofrendas, que pueden ser platillos de comida, el pan de muerto, vasos de agua, mezcal, tequila, pulque o atole, cigarros e incluso juguetes para las almas de los niños. Todo esto se coloca junto al retrato de los difuntos, rodeados de veladoras.

 


Retrato de la persona recordada: el retrato del difunto sugiere el alma que los visitará la noche del 2 de noviembre. Dicha imagen honra la parte más alta del altar. Se coloca de espaldas y frente a ella se coloca un espejo para que el difunto solo pueda ver el reflejo de sus deudos y estos vean a su vez únicamente al difunto.

 

Pintura o cromo de las Ánimas del Purgatorio: la imagen de las ánimas del purgatorio sirve para pedir la salida del purgatorio del alma del difunto por si acaso se encontrara ahí.

 

Doce cirios: aunque pueden ser menos, tienen que ser en pares, y preferiblemente de color morado, con coronas y flores de cera. Los cirios, sobre todo si son morados, son señal de duelo. Los cuatro cirios en cruz representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.

 

Cruz: utilizada en la mayoría de los altares, es un símbolo introducido por los evangelizadores españoles, con el fin de incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada entre los indígenas, como la veneración de los muertos. Para recordarle su fe, ya que el Miércoles de Ceniza se le dice la frase: «Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás», con lo que se le recuerda que regresa a la tierra de la que salió. La cruz va en la parte superior del altar a un costado de la imagen del difunto y esta puede ser de sal, ceniza, tierra o cal.

 

Calabaza en tacha: la calabaza (Cucurbita moschata) ocupa un lugar privilegiado tanto en la cocina tradicional prehispánica como en la actual. Es parte de la tetralogía alimenticia del país, al lado del maíz, el frijol y el chile, con los que se cultiva en la misma milpa. De ella se aprovecha todo: tallos, guías, flores, frutos y semillas. En el altar se prepara como dulce, llamado calabaza en tacha porque el recipiente usado en la fabricación del azúcar se le llama «tacho»; la calabaza se confitaba en las calderas en que se fabricaba el azúcar: cocida con azúcar, canela, tejocotes, trozos de caña de azúcar o con otros ingredientes, según el gusto de quien cocine.

 


Papel picado: también se suelen adornar las ofrendas con papel picado que es una artesanía mexicana que se elabora con papel de China recortado con figuras de esqueletos y calaveritas, este es considerado como una representación de la alegría festiva del Día de Muertos y del viento.

 

Vara de tejocote: con esa se abrirá paso el alma que regresa a visitar a sus parientes, por eso no se le deben de quitar las espinas.

 

Arco de caña y flores: en algunos lugares de México se acostumbra a realizar este arco, el cual simboliza el paso a una vida de purificación y el abandono del cuerpo terrenal.

 

Copal e incienso: el copal es un elemento prehispánico que limpia y purifica las energías de un lugar, santificando el ambiente.

 

Agua: el agua tiene gran importancia ya que, entre otros significados, refleja la pureza del alma, el cielo continuo de regeneración de la vida y de las siembras y en la ofrenda se representa con un vaso lleno de agua que sirve para que el espíritu mitigue su sed después del viaje desde el mundo de los muertos.

 

Comida: se coloca el alimento tradicional o el que era del agrado de los fallecidos se coloca para que el alma lo disfrute.

 

Bebidas alcohólicas: son bebidas que fueron del gusto del difunto denominados «trago», generalmente son “caballitos” de tequila, pulque, cerveza y/o mezcal.

 

Maíz: éste debe estar obligatoriamente en las cazuelas ya que es la planta divina que representa a Mesoamérica. Puede estar en forma de tortillas, tacos, gorditas, tamales o cualquier otra comida. Éstos deben pueden ser de diferentes colores y cada color representa un punto cardinal diferente. El maíz rojo, representa el oeste y el fuego que se relaciona con las brasas del copalero. El maíz azul o negro está asociado con el norte y representa el aire. El blanco, es el sur que es la tierra que da forma al barro de las cazuelas. Y finalmente el maíz de color amarillo que simboliza el este y el agua. En caso de no encontrar maíz de diferentes colores se pueden pintar del color respectivo.11​

 


El Día de Muertos en regiones de México

Estado de México

 

En el Estado de México la celebración de Día de Muertos inicia desde el 31 de octubre, los panteones comienzan a estar llenos de personas que van a decorar y limpiar las tumbas de los infantes que fallecieron. Al día siguiente, es el turno de decorar los mausoleos y lápidas de los adultos, es común ver Mariachis y tríos ofreciendo sus servicios para poder alegrar el rato. Algunos municipios del Estado de México organizan programas culturales para celebrar este día. Toluca por su parte organiza un desfile, amenizado por monumentales figuras de Catrinas, Adelitas y del dios Quetzalcóatl, así como mojigangas y cabezones creados por artesanos de San Pablo Autopan.

 

En los hogares mexiquenses se hace una ofrenda con flores, comida, papel picado, bebidas, frutas, pan de muerto, platillos del gusto del difunto, agua, velas, calaveritas, incienso, copal y las fotos de los familiares o amigos que partieron. Esta ofrenda se empieza a poner desde el día 29 0 30 de octubre para terminar el día 2 de noviembre, que es cuando se cree, los difuntos empiezan a regresar a su descanso eterno.

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